viernes, 28 de enero de 2011

El pequeño sabio – Popular árabe


Cuatro mercaderes muy amigos en una racha de buena fortuna consiguieron vender el total de sus mercancias en una sola jornada  y para celebrarlo decidieron resfrescarse en una casa de baños regentados por una anciana viuda.
Antes de entrar y para evitar malentendidos los cuatros hombres dejaron dicho a la anciana que a no ser que los cuatro estuvieran presentes no les entregase el dinero, asi evitarian robos entre ellos y la anciana accedio.
Sucedio que mientras se bañaban se dieron cuenta que faltaba el jabón y uno de ellos decidio salir a pedirselo a la anciana.
- Vengo de parte de mis compañeros para que me de el dinero- dijo el pícaro a lapobre anciana.
- Eso no puede ser, no puedo daros el dinero hasta que los cuatro esteis presentes y de mutuo acuerdo.
El mercader se acerco a la puerta de los baños y grito a sus compañeros:
- La vieja no quiere darmelo si vosotros no me dais permiso…asi que gritadlo para que se oiga…
-Si vieja daselo, daselo y pronto- contestarón los tres mercaderes que creian que hablaban del jabón.
La anciana pues confundida le entregó el dinero al pícaro que escapo de allí como alma que se lleva el diablo.
Al salir del baño y entender lo sucedido los tres mercades estafados y enfadados decidieron culpar a la anciana y llevarla a juicio para meterla en prisión como única culpable del robo.
El dia antes de el juicio la anciana no cabía en si de pena y se puso a llorar en la puerta de su casa…
-¿Porque lloras noble anciana?-La interrumpío un niño de cinco años que la miraba triste.
-Dejame con mi pena…mañana iré a juicio y acabaré con mis viejos huesos en la carcel…
-Anciana…si me cuentas tu problema y te doi una solución ¿Me darás una moneda para comprar avellanas?
-Si  me das una respuesta-  sonrío la anciana ante la dulzura del niño- la tendrás.
- De acuerdo- dijo el niño tras oir la historia- mañana te presentarás al juez con estas palabras :
Señor Juez, ellos me confiaron el dinero a condicion de que no se los entregará a no ser que los cuatro estuviesen presentes, asi que con sumo gusto si consiguen reunirse con su colega y venir a pedirme los cuatros de mutuo acuerdo el dinero yo se los devolveré.
Al dia siguiente el juez dejo libre de cargos a la anciana ante la rabia de los tres mercaderes, y el niño dicen que llegó a ser unos de los grandes consejeros de la corte.


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